sábado, 4 de abril de 2009

strange fruit

Billie Holiday
Letra: Abel -Meeropol


Southern trees bear strange fruit
Blood on the leaves, blood at the root
Black bodies swinging in the southern breeze
Strange fruit hanging from the poplar trees


Pastoral scene of the gallant south
The bulging eyes and the twisted mouth
The scent of magnolia sweet and fresh
Then the sudden smell of burning flesh


Here is a fruit for the crows to pluck
For the rain to gather for the wind to suck
For the sun to rot for the tree to drop
Here is a strange and bitter crop.


Árboles del Sur con un extraño fruto;
Sangre en las hojas, sangre en las raíces;
Brisa del sur mueve los cuerpos negros,
Extraño fruto que pende de los álamos.


Bucólica escena del galante Sur,
desorbitados ojos, bocas retorcidas;
el fresco y dulce aroma de magnolia
y el súbito olor de la carne quemada.


He aquí una fruta para que piquen los cuervos;
Para que desgaste la lluvia, para que sople el viento,
Para que pudra el sol, para que caiga del árbol.
He aquí una extraña y amarga cosecha.


http://www.youtube.com/watch?v=KI6o0PEIlew
En directo: http://www.youtube.com/watch?v=h4ZyuULy9zs&NR=1

Vuelvo de ver una modesta y emotiva peliculita, La vida secreta de las abejas, ambientada en la cosa sureña y racial de los años sesenta en los EEUU. Y el caso es que ya pensaba dar entrada a esta canción, anterior en el tiempo pero de idéntico tema, interpretada originalmente por Billie Holiday así es que viene al pelo el asunto.

La lucha por la igualdad racial en Norteamérica a nosotros nos viene de segunda mano, y no entendemos las profundas consecuencias que necesariamente tiene para los yanquis. Hay aquí, creo, dos asuntos: la profunda y dramática crudeza de la canción, y la interpretación que de ella hace Billie Holiday.

La letra es durísima, tremenda, si uno sabe de qué está hablado. Y está escrita de forma brillante. La descripción de los cuerpos de los negros linchados y colgados es precisa y truculenta; el contraste con las bucólicas imágenes del Sur las hace aún más dramáticas. Pero la canción no pierde en ningún momento un punto de objetividad, no cae en el dramatismo (más allá de lo dramática que es la escena) ni en la reacción; no toma partido, porque solamente con la descripción del caso, ya está tomando partido.

Respecto a la interpretación, y si lo anterior parece truculento, cualquiera puede informarse sobre la vida de la cantante para entender de verdad lo que es el drama. Dentro de ese drama se encuentra, claro está, el asunto racial, y parece ser que la Holiday hizo suyo el mensaje desde el momento en que lo escuchó. La forma de interpretar de esta mujer es muy singular. Yo diría que es singularmente imposible: un milagro. No creo que nadie haya podido nunca cantar como ella, sobre todo en temas dramáticos, como God bless the child o este que nos ocupa. Es muy difícil de describir, pero su voz es de una precisión de bisturí, tiene un punto de tensión, pero a la vez una facilidad notable, y es también de una belleza sobrecogedora. La sensibilidad que hace falta para interpretar así no es de este mundo; este tipo de artistas me imagino que sienten de forma diferente al resto de los mortales, y por eso son capaces de hacer aflorar las emociones que el resto no entendemos, que no somos capaces de expresar, pero que cuando vemos reflejadas en la interpretación de estos demiurgos, entendemos como propias, y decimos: sí, era eso de lo que se trataba.

Hay otra cosa: Billie Holiday cantó esta pieza por primera vez en 1939; es decir, cuando este tipo de escenas eran todavía habituales. Eso sí que es mojarse y jugarse el cuello.

04.04.09

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