domingo, 26 de abril de 2009

cantares y canciones


Trigo segaba,
Trigo siega la niña,
Ay, trigo segaba;
Trigo segaba,
Y en cada manadita,
Ay, suspiros daba. (…)


Tradicional; de “Canciones de los Ancares”, Joaquín Díaz, 1996


http://www.youtube.com/watch?v=TlbQjPnQmck

http://grupocandeal.es/

http://www.lastfm.es/music/Joaqu%C3%ADn+D%C3%ADaz

http://www.myspace.com/lamusgana

http://www.youtube.com/watch?v=l_1-RvGK0No


¿Para qué sirven las canciones?

Las canciones, y ésta es una definición algo naïve, son una mezcla de música, que es el arte de combinar los sonidos y los silencios en el tiempo, y el lenguaje, articulación de un pensamiento. Así que son una especie de compendio de lo que podemos pensar racionalmente y de lo que podemos sentir emocionalmente, porque no hay nada que nos llegue más directamente al páncreas que la música. Se entiende entonces que las canciones son algo más que un pasatiempo, y reflejan aspectos esenciales de lo humano.


Ahora bien, ¿para qué sirven las canciones?

Antes las canciones, o mejor los cantares, en la llamada cultura tradicional, servirían presumiblemente para cosas diferentes que hoy en día. Hoy las usamos para matar el tiempo mientras vamos en el metro, para ponerlas de fondo en un ascensor, para pasar el rato en el coche, en una cafetería, o cualquier otro sitio. A veces acudimos a un concierto y entonces sí, vamos específicamente a escucharlas. Casi nunca nos las ponemos para nosotros solos, apagando la tele y sin interrupciones, disfrutando de la música y ya está.

Pero antes las canciones tenían otras funciones aparte de la puramente recreativa o de su contenido poético. En primer lugar, no habría tantas como ahora. Hoy podemos oír música en casi cualquier sitio al que vayamos; de hecho lo habitual es llevarla con uno mismo en forma de MP3 o similar. Esto es una especie de triunfo de la cultura, pero también implica una cierta devaluación de lo musical. Antes la gente, cuando quisiera oír música, habría de cantar o pedirle a alguien que lo hiciera, salvo en situaciones especiales como fiestas o ritos religiosos en que profesionales con instrumentos tocaran música. Esto sería así por lo menos hasta la llegada de la radio y aún después. Ahora bien: pruebe cualquiera a cantar una canción que le guste, y verá que escuchar y cantar son cosas bien distintas. Para cantar algo es necesario entender lo que se canta, o al menos saberse lo que se canta, y tener cierto sentido de lo musical. Una consecuencia de esto sería que entonces se valoraría también de forma distinta el esfuerzo que hay que desarrollar para hacer música.

Por otra parte, antes los cantares populares (lo que ahora se llama folk) hablaban de cortejos a las mozas y de requiebros a los mozos, de las tareas del campo, de sucedidos, historias antiguas, o de glosas a los ritos religiosos. Es de lógica pensar que si esto era así sería porque los cantares servían para cortejar mozas, para requebrar mozos, para acompañar a la siega, para entretener las veladas o para ayudar en misa. Es decir: que realmente eran útiles como parte de las actividades de la vida cotidiana. Esta cualidad de ser útiles y marcar los ritmos de las cosas de la vida, en el mundo moderno del MP3 y la aldea global, creo que irremediablemente se ha perdido.

Pero yo pienso que hay otra utilidad. Tanto las canciones como los cantares normalmente cuentan historias; estas historias pueden ser en muchos casos ejemplares, es decir, que sirven como ejemplo a los vivos de cosas que hicieron otros, para saber conducirse en la vida. Las historias ejemplares pueden ser aleccionadoras con moraleja, o al contrario, al modo de las novelas ejemplares de Cervantes, modelo de lo que no ha de hacerse, lo que permite incluir todo tipo de historias morbosas y truculentas, que también las hay en la cultura popular. Creo, y esta es en definitiva la tesis de esta larga perorata, que esto no se ha perdido aún; aunque la sociedad de la información haya vulgarizado hasta límites insospechados la música, y ya no usemos de cantares para segar, para entretener la sobremesa o ayudar a misa, sí que podemos pedirle a las canciones de hoy que por lo menos, sean ejemplares: que nos cuenten historias que nos sirvan para la vida.
26.4.09


eye in the sky

the alan parsons project (1982)

Don’t think sorry’s easily said.
Don’t try turning tables instead.
You’ve taken lots of chances before
But I ain’t gonna give anymore,
Don’t ask me,
That’s how it goes,
’Cause part of me knows what you’re thinkin’.
Don’t say words you’re gonna regret,
Don’t let the fire rush to your head;
I’ve heard the accusation before
And I ain’t gonna take any more,
Believe me,
The sun in your eyes
Made some of the lies worth believing.
I am the eye in the sky
Looking at you,
I can read your mind;
I am the maker of rules
Dealing with fools,
I can cheat you blind,
And I don’t need to see any more
To know that
I can read your mind, (looking at you),
I can read your mind (looking at you).
Don’t leave false illusions behind
Don’t cry, I ain’t changing my mind
So find another fool like before
’Cause I ain’t gonna live any more believing
Some of the lies while all of the signs are deceiving.
(chorus)

El ojo del cielo

No pienses que se dice fácilmente “lo siento”;
No intentes cambiar las tornas en lugar de ello.
Ya has probado antes muchas veces,
Pero no te voy a dar más oportunidades;
No me las pidas,
Así son las cosas,
Porque parte de mí mismo sabe lo que estás pensando.

No digas palabras de las que arrepentirás,
No dejes que se te incendie el pensamiento;
He oído antes la acusación,
Y no pienso pasar ninguna más,
Créeme,
El sol en tus ojos
Hizo que valiera la pena creer algunas de las mentiras.

Soy el ojo del cielo,
Mirándote,
Puedo leerte la mente;
Soy el que pone las reglas
Tratando con tontos,
Te la puedo jugar con los ojos cerrados,
Y no necesito ver más
Para saber
Que puedo leer tu mente (mirándote).

No dejes atrás falsas ilusiones,
No llores, no voy a cambiar de opinión;
Así que encuentra algún otro estúpido como antes,
Porque yo no voy a vivir más creyendo
algunas mentiras, cuando todas las señales son engañosas.


http://www.youtube.com/watch?v=bMAGwMAXTpU

Si uno recorre la discografía de Alan Parsons Project se encuentra con referencias a Poe, a Freud, a Asimov, a Gaudí y seguramente a otros representantes de corrientes culturales límites, heterodoxas o irracionales. Esta pieza, Eye in the Sky, dicen que tiene reminiscencias orwellianas (1984, el Gran hermano te vigila, pero sin Mercedes Milá). Además en la portada del disco aparece el ojo de Horus, que yo desconocía enciclopédicamente hasta ahora y sobre cuyo significado invito a investigar al que le interese. La canción, sin embargo, es bien conocida.

La pieza está musicalmente muy bien ordenada; tiene una introducción instrumental de dos minutos francamente notable, y el resto del tiempo discurre con la seguridad de un río y unos arreglos ordenados y brillantes, trufados de sintetizadores y acompañamientos rítmicos de esos que se usaban en los ochenta y sirven para ubicar temporalmente en pocos compases cualquier obra de entonces.

La letra sin embargo es mucho más críptica, y no queda claro quién habla ni de qué está hablando. Parece una hermética y amenazadora declaración de intenciones, una mezcla de gnosticismo y apocalipsis futurista, en plan Matrix, pero sin gabardinas de cuero. Claro está que este tipo de letras pueden estar muy bien porque al personal muchas veces le gusta cantar cosas misteriosas y profundas, aunque no tengan ni idea de lo que están hablando.

Pero yo avanzo otra interpretación, menos críptica y que no necesita recurrir a Orwell ni a pictogramas egipcios. Partiendo de la base de que el noventa y ocho por ciento de la música popular tiene como tema fundamental el amor, el desamor, el sexo y, en definitiva, lo Único, se puede colegir que ésta es una canción de desengaño. Cuando a alguien le dan calabazas, o le engañan sentimentalmente, hay una tentación oculta y no confesable, un momento de fantasía privada en lo oscuro de la noche, en la que el perdedor de la historia se imagina que el desalmado o cabrón (con perdón de la palabra) que le ha herido sufre desgracias que le hacen llegar a la conclusión de que estaba equivocado, arrepentirse y volver a los pies del imaginante pidiendo perdón y clemencia mientras llora amargamente sus culpas. Ahí la fantasía se bifurca entre los que ante la demanda de misericordia le negarían el pan y la sal para echarle de su vida y que sufra, un poco a modo de Yahve vengativo, y los que majestuosamente perdonarían para someter al susodicho arrepentido a un estado de semiesclavitud afectivo-sexual el resto de sus días expiando sus pecados, en plan Nuevo Testamento (me arriesgo a aventurar que entre los que hemos sufrido la educación católico-judeo-cristiana abundan más los de este segundo grupo).

Creo que este es el tema de la canción. A alguien le han engañado, y en un momento de megalomanía se imagina a sí mismo en el lugar del altísimo todopoderoso. Bastaría cambiar el presente (I am the eye in the sky, I am the maker of rules…) por el condicional (If I was the eye in the sky...) para hacer más entendible el asunto. Así de simple. Se ve que a estos chicos, en el momento de componer y a pesar de los años, les faltaba un hervor en cuanto a madurez; pero eso sí: qué maravillosos arreglos…

26.4.09

domingo, 19 de abril de 2009

cenizas en el aire

ariel rot (2000)

Estoy perdiendo gasolina
A punto de estrellarme otra vez;
No ves que estoy perdiendo altura
Necesito tu ayuda para seguir de pie.


Estuve revisando en los archivos
Buscando los motivos donde nunca los busqué
El tiempo avanza decidido desde el campo enemigo
Sin detenerse.


Estoy en el medio de la vía, en el medio de la vida
Si hay suerte tal vez;
Yo quiero despertarme cada día
Y darte la bienvenida otra vez.


Hay cosas que prefiero no mirar,
Hay otras que al mirar no pude ver;
Los sueños que no puedo recordar
Son como las canciones que no puedo componer.


Hay ofertas que no puedo rechazar,
Hay pactos que jamás voy a romper;
Las manos que no quiero estrechar
Son las que firman las leyes que no puedo obedecer.


La cabeza en la boca del león:
Soy un domador muy poco decidido
Tengo estilo pero soy mal jugador,
El premio de consuelo lo tengo merecido.


Se apagó la hoguera de la vanidad
Cenizas por el aire esparciéndose;
Parecía que era un juego
Y al final más de uno acabó mal,
Quemándose.


Estoy en el medio de la vía, en el medio de la vida
Si hay suerte, tal vez,
Yo quiero despertarme cada día
Y darte la bienvenida otra vez.


Hay cosas que prefiero no mirar,
Hay otras que al mirar no pude ver;
Los sueños que no puedo recordar
Son como las canciones que no pude componer.


Hay ofertas que no puedo rechazar,
Hay pactos que jamás voy a romper;
Las manos que no quiero estrechar
Son las que firman las leyes que no puedo obedecer.


Hay días que estoy realmente mal,
Hay días que estoy misteriosamente bien;
Se apagó la hoguera de la vanidad
Cenizas en el aire, esparciéndose.


http://www.youtube.com/watch?v=2CL3ZFInWy4

Cuando alguien escribe una canción o un poema, o cualquier otra obra, puede ser que otro lo lea y sienta que lo que el primero ha escrito le afecta, que forma parte de su vida. Soy aficionado a escribir cualquier cosa, montones de cosas; lo mismo me gusta escribir un informe perfectamente aburrido y que no va a leer nadie que estos comentarios intrascendentes que ahora perpetro. Digamos que escribir es una actividad que me gusta per se, por el placer de ella misma. Pero cuando he escrito algo para alguien, o algo de lo que he escrito le ha llegado a alguien y yo lo he sabido, entonces sí que el placer es completo, y llego a conocer el placer de escribir algo; al contrario que Machado (y al cabo nada os debo/debéisme cuanto he escrito), yo le debo todo al que leyó lo que escribí y, por casualidades de la vida, resulta que le gustó.

La canción de Ariel Rot es la canción de quien dibuja un personaje que se parece peligrosamente a uno mismo. En el fondo de todo esto, como también por ejemplo en muchas de las canciones de Sabina, está el mito de Narciso. Narciso, cazador griego de belleza infinita, desoye a la ninfa Eco, enamorada de él, pero que no es capaz de hablar más que repitiendo las palabras de su interlocutor; como resultado de ese problema de incomunicación avant la lettre, Eco es despreciada por Narciso. El final de Eco es trágico: rechazada, se oculta en cuevas y montes para siempre. El final de Narciso también es dramático, porque no habiéndose visto nunca en un espejo ignora su belleza, y al verla en el reflejo de una fuente, queda prendado de sí mismo y cae al fondo de la misma al intentar tocar su perfecta imagen, para morir ahogado.

Nosotros, los oyentes que sólo podemos repetir el estribillo que nos hemos aprendido de memoria, somos Eco, y estamos condenados a hundirnos en la tragedia que repite nuestro Narciso, el autor de la canción, que se mira a sí mismo, y que de tanto mirarse quizá está condenado a hundirse en el fondo de su pozo particular, mientras nosotros figuramos como testigos deprimidos e impotentes de la tragedia del que se ahoga.

¿Y qué tiene que ver esto con la canción propuesta y con lo glosado más arriba, las bondades de escribir algo y que alguien lo lea? En esta canción hay un personaje con el que no me gustaría identificarme y muchas metáforas que no me interesan mucho. Hay dos líneas que sí me gustan, y son bastante tontas:
hay días que estoy realmente mal
hay días que estoy misteriosamente bien

No tengo ni idea de por qué me han enganchado esos dos versos, quizá porque todos tenemos días malos y días buenos cuando a lo mejor tendríamos que estar peor, o porque me gusta cómo suenan y cómo encajan en la canción. Quiere decirse que a veces lo que llega de un texto no es lo que verdaderamente quiere transmitir, sino otras cosas tangenciales, secundarias, a las que quizá el autor no otorga ninguna importancia. En definitiva, y para reducir este fárrago a una frase: un texto no queda completo sin la interpretación del lector. Qué largo y qué pesado para una conclusión tan simple.

19.4.09

please, sir, I want some more






"Please, sir, I want some more"
Dickens, Ch. Oliver Twist, chapter 2


http://charlesdickenspage.com/twist_more.html

Si hay alguien ahí que quiere proponer algo, éste no es un blog onanista, o por lo menos aspira a no ser demasiado onanista, así que se pueden proponer canciones, temas, exabruptos, barbaridades o perversiones: todas serán bienvenidas.

Abrazos.

martes, 14 de abril de 2009

we shall overcome

tradicional s. XIX / pete seeger 1947

We shall overcome
We shall overcome
We shall overcome some day


Oh, deep in my heart
I do believe
We shall overcome some day


We'll walk hand in hand
We'll walk hand in hand
We'll walk hand in hand some day


Oh, deep in my heart
I do believe
We shall overcome some day


We shall all be free
We shall all be free
We shall all be free some day


Oh, deep in my heart
I do believe
We shall overcome some day


We are not afraid
We are not afraid
We are not afraid some day


Oh, deep in my heart
I do believe
We shall overcome some day


We are not alone
We are not alone
We are not alone some day


Oh, deep in my heart
I do believe
We shall overcome some day


The whole wide world around
The whole wide world around
The whole wide world around some day


Oh, deep in my heart
I do believe
We shall overcome some day


We shall overcome
We shall overcome
We shall overcome some day


Oh, deep in my heart
I do believe
We shall overcome some day



Venceremos,
Venceremos,
Venceremos algún día.


En lo profundo de mi corazón
Verdaderamente creo
Que venceremos algún día.


Marcharemos con las manos juntas,
Marcharemos con las manos juntas,
Marcharemos con las manos juntas algún día.


En lo profundo de mi corazón
Verdaderamente creo
Que venceremos algún día.


Seremos libres,
Seremos libres,
Seremos libres algún día.


En lo profundo de mi corazón
Verdaderamente creo
Que venceremos algún día.


No tenemos miedo,
No tenemos miedo,
No tenemos miedo algún día.


En lo profundo de mi corazón
Verdaderamente creo
Que venceremos algún día.


No estamos solos,
No estamos solos,
No estamos solos algún día.


En lo profundo de mi corazón
Verdaderamente creo
Que venceremos algún día.


El mundo entero alrededor,
El mundo entero alrededor,
El mundo entero alrededor, algún día.


Venceremos,
Venceremos,
Venceremos algún día.


En lo profundo de mi corazón
Verdaderamente creo
Que venceremos algún día.


Versión hippie Joan Baez: http://www.youtube.com/watch?v=RkNsEH1GD7Q

Versión clásico-protesta Pete Seeger http://www.youtube.com/watch?v=QhnPVP23rzo&feature=related

Versión neo-folk Springsteen recuperando sus raíces (para mi gusto, musicalmente la mejor): http://www.youtube.com/watch?v=plBmwPYIG9g


Esto es un himno; quiero decir que esta pieza en el principio ya era un himno, un gospel, y luego pasó a la cosa política, y el himno tomo carta de oficialidad en todos los aspectos.

El sentido de un himno, hasta de este tan pequeño y aparentemente inofensivo, tan cívico, no está en lo que dice sino en su voluntad de movilizar espíritus. De lo que se trata es de lograr ese estado entre la mística y la irracionalidad que permite que el personal haga lo que, en circunstancias normales, no haría ni por equivocación. Los himnos, por estas razones, son de gran utilidad en las iglesias, los campos de batalla y las olimpiadas, es decir, donde la masa se impone al individuo.

Veamos dónde está el truco, la forma de mover corazones a un mismo compás, sea este el de las campanas que repican o las ametralladoras que tabletean. Yo creo que el misterio está en el “nosotros”. “Nosotros” venceremos; “nosotros” caminaremos siempre juntos; “nosotros” viviremos en paz; “nosotros” no estamos solos. Todo esto está muy bien, es emocionante, admirable incluso, pero ¿quiénes somos nosotros? Cuando decimos “nosotros”, ¿de quién estamos hablando? ¿Nosotros-los aquí presentes? ¿Nosotros- los buenos (por oposición a “ellos”-los malos)? ¿Nosotros-todos, sea quien sea? El truco más viejo del mundo es plantear las cosas en forma de “nosotros” y “ellos”. Gracias a esta primaria división podemos permitirnos grandes avances humanos como la guerra, el genocidio o la champions league. La triste realidad es que cualquiera de los que cantan convencidos hand-in-hand, después de hacerlo se lavarían con lejía la mano que ha tocado la mano del vecino, que a saber dónde la ha puesto este individuo tan raro, con esas pintas que gasta, y luego las manos van al pan.

Lo malo de los himnos es que nos atacan donde más nos duele, en la parte sentimental; usando palabras de esperanza, conceptos universalmente positivos, nos patean en los huevillos del alma y nos dejan doblados por la mitad e indefensos para que alguien (¿“ellos”, o uno de los nuestros?) nos dé un puntapié en el culo y nos obligue a salir andando hacia donde él quiere. Ojo a los lobos con piel de cordero, ojo a nosotros y a ellos.
14.4.09


viernes, 10 de abril de 2009

oleada

julieta venegas (2003)

No quisiera detener esta oleada que me lleva
A dónde,
A dónde no lo sé,
Sólo me muevo con ella.
Y nadie ahí me conocerá,
Y a nadie ahí reconoceré
Pero no tengo miedo.
No quisiera detener esta oleada que me lleva.


Y todo lo que ya viví lo sigo cargando,
Lo llevo muy dentro de mí, nunca lo he olvidado,
Lo siento tan cerca de aquí, lo llevo muy dentro de mí.


Voy en busca de un lugar en este mundo abierto
Donde me pueda yo quedar para empezar de nuevo.
Y nadie ahí me conocerá,
Y a nadie ahí reconoceré
Pero no tengo miedo.


Y todo lo que ya viví lo sigo cargando
Lo llevo muy dentro de mí, nunca lo he olvidado,
Lo siento tan cerca de aquí,
Lo llevo muy dentro de mí.


http://www.julietavenegas.tv/page/2/

¿Qué es lo que hace que nos emocione una canción? Ya sabemos que Schopenhauer dijo que la vida sin música sería insoportable, y la verdad, algunos de nosotros ya nos habíamos dado cuenta sin necesidad de sufrir a filósofos alemanes y tragarnos El mundo como voluntad y representación (hasta el título es ilegible). Pero a lo que íbamos: una canción nos puede emocionar por muchas razones, y a veces no tienen que ver con la perfección formal ni con lo elaborado del tema, aunque todo se valora. Apunto una hipótesis: hay un género de canciones que nos emocionan porque son sinceras, o mejor: porque nos las creemos.

La cancioncita de Julieta Venegas es directa y clara. Es una canción de estructura elemental, diríamos del género pop estándar, y de instrumentación sencilla. La letra en su simpleza (no la publicarán en la Antología de poesía castellana) habla, en primera persona, de cambios; habla vagamente de cosas que uno no controla en su vida y se le llevan por delante, y de nuestra relación con el pasado. Propone una estrategia de aceptación de ese pasado, y una visión de ánimo y fe en el futuro renunciando al miedo, que es la emoción que nos genera más parálisis, la que peor nos hace. La situación que describe no es de plácida tranquilidad sino de crisis, pero la canción es en espíritu y forma coherentemente serena, esperanzada. La pieza tiene cierto aire de himno, y quizá consigue lo que intentan la mayoría de los himnos, que es involucrarnos emocionalmente con lo que dice; pocos serán los que nunca se hayan visto en la necesidad de reinventarse y de asumir cambios en su vida. Si Graceland era la canción de quien se aferra a un clavo ardiendo para reconstruir su futuro de las cenizas, ésta es la canción de quien se deja llevar hacia ese futuro con esperanza y asumiendo su pasado.

Al final, como en tantas cosas, el hecho de que la obra nos emocione o no, supongo que se reduce a si ha sido hecha con el corazón, o mejor, desde las tripas, y si los demás nos lo creemos. Aguantaré críticas, improperios y admitiré que me llamen blandito, lila, nenaza, y que me expulsen del gremio de seguidores de Tom Waits, de los Rollings o de quien sea, pero la verdad es que esta cancioncita de Julieta Venegas, que como ella dice en una entrevista tiene la virtud de admitir ser cantada en un escenario o en un rincón con una guitarra, esta cancioncita, digo, me emociona. Lo siento, machotes.

10.04.09

domingo, 5 de abril de 2009

graceland

paul simon,1986



The Mississippi Delta was shining
Like a National guitar,
I am following the river
Down the highway
Through the cradle of the civil war,
I'm going to Graceland
Graceland
In Memphis Tennessee
I'm going to Graceland,
Poorboys and Pilgrims with families
And we are going to Graceland,
My traveling companion is nine years old
He is the child of my first marriage,
But I've reason to believe
We both will be received
In Graceland.

She comes back to tell me she's gone,
As if I didn't know that
As if I didn't know my own bed,
As if I'd never noticed,
The way she brushed her hair from her forehead;
And she said losing love
Is like a window in your heart,
Everybody sees you're blown apart,
Everybody sees the wind blow.

I'm going to Graceland,
Memphis Tennessee
I'm going to Graceland,
Poorboys and Pilgrims with families
And we are going to Graceland,
And my traveling companions
Are ghosts and empty sockets
I'm looking at ghosts and empties,
But I've reason to believe
We all will be received
In Graceland.

There is a girl in New York City,
Who calls herself the human trampoline,
And sometimes when I'm falling flying
Or tumbling in turmoil I say
Whoa so this is what she means,
She means we're bouncing into Graceland,
And I see losing love
Is like a window in your heart,
Everybody sees you're blown apart,
Everybody feels the wind blow,
In Graceland Graceland,
I'm going to Graceland,
For reasons I cannot explain
There's some part of me wants to see
Graceland,
And I may be obliged to defend
Every love every ending
Or maybe there's no obligations now,
Maybe I've a reason to believe
We all will be received
In Graceland

El delta del Misisipí brillaba
Como una guitarra de la nación,
Estoy siguiendo el río
Por la autopista
A través de la cuna de la guerra civil.
Voy a Graceland, a Graceland,
En Memphis, Tennessee,
Voy a Graceland.
Descamisados, peregrinos con familias
Y nosotros vamos a Graceland,
Mi compañero de viaje tiene nueve años,
Es el hijo de mi primer matrimonio.
Pero tengo razones para pensar
Que nos recibirán a ambos
En Graceland.
Ella vuelve a decirme que se ha ido;
Como si yo no lo supiera,
Como si no conociera mi propia cama;
Como si no me hubiera dado cuenta nunca
De la forma que tenia de cepillarse el pelo desde la frente.
Y ella dijo que perder el amor
Es como una ventana en el corazón.
Todos ven que te han dejado de lado,
Todos ven cómo sopla el viento.
Voy a Graceland, a Graceland,
En Memphis, Tennessee,
Voy a Graceland.
Descamisados y peregrinos con familias
Y nosotros, vamos a Graceland
Y mis compañeros de viaje
Son fantasmas y bolsillos vacíos,
Miro a los fantasmas y a los vacíos,
Pero tengo razones para creer
Que nos recibirán a todos
En Graceland.
Hay una chica en Nueva York
Que se hace llamar el trampolín humano,
Y a veces, cuando estoy cayendo, volando
O caigo en barrena, digo:
“Ah, es esto lo que quiere decir”,
Quiere decir que estamos cayendo en Graceland.
Y yo veo que perder el amor
Es como una ventana en el corazón.
Todos ven que te han dejado de lado,
Todos ven cómo sopla el viento.
En Graceland, en Graceland,
Voy a Graceland,
Por razones que no puedo explicar
Hay una parte de mí que quiere ver Graceland,
Y yo podría estar obligado a defender
Cada amor, cada final,
O quizá no haya obligaciones ahora,
Quizá tengo una razón para creer
Que nos recibirán a todos
En Graceland.

http://www.youtube.com/watch?v=dXgQtL3aEmQ

Paul Simon pasó de ser ese chico bajto que cantaba canciones tristes y un poco ñoñas con Art Garfunkel, a aparecer en películas de Woody Allen y ser estudiado en las universidades, rama de literatura. Simon y Garfunkel son conocidos aquí más que Paul Simon en solitario, y yo pienso que Simon es muchísimo más interesante que la parejita.

Como letrista, creo que pertenece a la tradición de cantautores posteriores a lo beat con letras algo crípticas (en la línea, por ejemplo, del Dylan maduro o, en otro orden de cosas, Leonard Cohen). Sus composiciones, entreverando lo personal y lo genérico, tienen una carga poética extraña, subterránea, y el conjunto de la canción a veces se disfraza formalmente de distintos géneros (pop, folk como es el caso, o multiétnico, que es como se llama ahora cuando tocan a la vez músicos de más de un continente).

Graceland es un buen ejemplo. Todas las imágenes de la canción corresponden a cosas muy precisas, extraídas en su mayoría de la experiencia del autor, pero todas admiten más de un sentido, real o simbólico. Graceland es la mansión de Elvis, y el autor va a visitarla. También es evidente que la vida del protagonista de la canción pasa en ese momento por una etapa de cambio. En esa tesitura, el viaje adquiere un sentido propio, y podría decirse que a la vez que un viaje concreto del protagonista es también representación del viaje metafórico del autor, de su vida, y por extensión de la de todos y cada uno de nosotros. En ese camino aparecen y desaparecen compañeros, y a veces somos abandonados, nos sentimos vacíos, el viaje parece perder su sentido; o acaso somos nosotros los que abandonamos a algún compañero, sin que nada de esto tenga que ver con lo justo e injusto. Qué bien expresado en esos versos memorables: I see losing love / Is like a window in your heart,/ Everybody sees you're blown apart, /Everybody feels the wind blow.

Graceland, la tierra prometida, forma parte del futuro al que viajamos y al que acaso nunca llegaremos, pero también puede ser representación de la obra de Elvis, que en este caso forma parte del origen del viajero, porque ésta sería la música que conocería Paul Simon al inicio de su carrera y sobre la que se funda la música popular moderna. El aire un poco country de la pieza apoya esta interpretación.

Sin embargo, y a pesar de este aire rítmico, alegre, ésta es la canción de alguien a quien se le acaba el mundo tal y como lo conoce, y que para seguir adelante, para reconstruir lo que le queda de camino a partir de las ruinas, se aferra a las pocas esperanzas que le quedan en pie. En este caso, entre las esperanzas del cantante está que lo reciban en Graceland, la casa del viejo mito que ha muerto, pero que sigue presente en lo fundamental de su música, la de Paul Simon en este caso.

Como todas las obras importantes, es capaz de tocarnos a muchos a partir de una experiencia que en origen es personal, pero de la cual nos hace partícipes gracias a una expresión poética precisa y concreta. ¿Dónde está, qué es Graceland para cualquiera de nosotros?
05.04.09

sábado, 4 de abril de 2009

strange fruit

Billie Holiday
Letra: Abel -Meeropol


Southern trees bear strange fruit
Blood on the leaves, blood at the root
Black bodies swinging in the southern breeze
Strange fruit hanging from the poplar trees


Pastoral scene of the gallant south
The bulging eyes and the twisted mouth
The scent of magnolia sweet and fresh
Then the sudden smell of burning flesh


Here is a fruit for the crows to pluck
For the rain to gather for the wind to suck
For the sun to rot for the tree to drop
Here is a strange and bitter crop.


Árboles del Sur con un extraño fruto;
Sangre en las hojas, sangre en las raíces;
Brisa del sur mueve los cuerpos negros,
Extraño fruto que pende de los álamos.


Bucólica escena del galante Sur,
desorbitados ojos, bocas retorcidas;
el fresco y dulce aroma de magnolia
y el súbito olor de la carne quemada.


He aquí una fruta para que piquen los cuervos;
Para que desgaste la lluvia, para que sople el viento,
Para que pudra el sol, para que caiga del árbol.
He aquí una extraña y amarga cosecha.


http://www.youtube.com/watch?v=KI6o0PEIlew
En directo: http://www.youtube.com/watch?v=h4ZyuULy9zs&NR=1

Vuelvo de ver una modesta y emotiva peliculita, La vida secreta de las abejas, ambientada en la cosa sureña y racial de los años sesenta en los EEUU. Y el caso es que ya pensaba dar entrada a esta canción, anterior en el tiempo pero de idéntico tema, interpretada originalmente por Billie Holiday así es que viene al pelo el asunto.

La lucha por la igualdad racial en Norteamérica a nosotros nos viene de segunda mano, y no entendemos las profundas consecuencias que necesariamente tiene para los yanquis. Hay aquí, creo, dos asuntos: la profunda y dramática crudeza de la canción, y la interpretación que de ella hace Billie Holiday.

La letra es durísima, tremenda, si uno sabe de qué está hablado. Y está escrita de forma brillante. La descripción de los cuerpos de los negros linchados y colgados es precisa y truculenta; el contraste con las bucólicas imágenes del Sur las hace aún más dramáticas. Pero la canción no pierde en ningún momento un punto de objetividad, no cae en el dramatismo (más allá de lo dramática que es la escena) ni en la reacción; no toma partido, porque solamente con la descripción del caso, ya está tomando partido.

Respecto a la interpretación, y si lo anterior parece truculento, cualquiera puede informarse sobre la vida de la cantante para entender de verdad lo que es el drama. Dentro de ese drama se encuentra, claro está, el asunto racial, y parece ser que la Holiday hizo suyo el mensaje desde el momento en que lo escuchó. La forma de interpretar de esta mujer es muy singular. Yo diría que es singularmente imposible: un milagro. No creo que nadie haya podido nunca cantar como ella, sobre todo en temas dramáticos, como God bless the child o este que nos ocupa. Es muy difícil de describir, pero su voz es de una precisión de bisturí, tiene un punto de tensión, pero a la vez una facilidad notable, y es también de una belleza sobrecogedora. La sensibilidad que hace falta para interpretar así no es de este mundo; este tipo de artistas me imagino que sienten de forma diferente al resto de los mortales, y por eso son capaces de hacer aflorar las emociones que el resto no entendemos, que no somos capaces de expresar, pero que cuando vemos reflejadas en la interpretación de estos demiurgos, entendemos como propias, y decimos: sí, era eso de lo que se trataba.

Hay otra cosa: Billie Holiday cantó esta pieza por primera vez en 1939; es decir, cuando este tipo de escenas eran todavía habituales. Eso sí que es mojarse y jugarse el cuello.

04.04.09

viernes, 3 de abril de 2009

el canto del gallo

radio futura (1987)

El jaleo de los días de feria
ya se oía a un kilómetro del pueblo
y un extraño acento en el hablar
de los que halló por el camino.
Un coro de muchachas y una vieja
levantándose las faldas al bailar
y un jovencito de broma peligrosa
haciendo gala del orgullo local.
De los que dan dinero por la noche
para que nunca termine su canción,
para que sude el músico ambulante
su condición de vagabundo.
Es ya la hora del aperitivo
y todavía no funciona el tiovivo;
el músico buscó la acera en sombra
y la ventana donde olía a flor.
Tenga esta rosa blanca, señorita,
a cambio de su negro pensamiento;
¿por qué motivo temblaron sus labios?
Vio en sus ojos el fondo de un volcán.
Y mientras tanto corría la sangre
en la plaza, como un vino común
y las plumas de los gallos
por el aire volaban aun.
Quítese usted de en medio forastero
que ya no quedan señoritas en el bar
ya cantó como el gallo de pasión
pero esta es mi canción
y el baile va a empezar.
El músico ambulante se agarró del vaso
y sintió que flotaba en la luz artificial;
apuró el trago de madrugada,
un borracho imitaba el canto del gallo.
Se deslizó por una callejuela
antes de que empezase a clarear
y al pasar por la ventana enrejada
suavecito empezó a silbar.
Pero nadie conocía la tonada
que era inventada para la ocasión,
y se fue por el camino a contemplar
los desvelos de las ultimas sombras.
Y caminando iba pensando que ganar
siempre es tentar a la otra cara de la suerte,
y que por eso te hacen daño los huesos
cuando golpeas fuerte.
Y así se fue chasqueando los dientes
en memoria de algún actor
cuyo nombre se ha perdido
y que hacía de bandido.

Y sintió la alegría del olvido
y al andar descubrió la maravilla
del sonido de sus propios pasos
en la gravilla.


http://www.goear.com/listen.php?v=06fb785
http://www.lastfm.es/music/Radio+Futura/_/El+Canto+del+Gallo#shoutbox

Ya he manifestado mi preferencia por las canciones que cuentan una historia. Creo que una pieza ha de ser formalmente muy buena para vivir solamente de eso, de la forma pura sin contenido. Esta cancioncilla de Radio Futura ha sido siempre una de mis favoritas, y voy a ver ahora por qué.

El caso es que la pieza, como otras de Radio Futura, se mueve en las aguas intermedias de la ambigüedad, ya que no llega a estar claro ni dónde ocurre, ni cuándo, ni quiénes son todos los personajes que aparecen. Musicalmente también se encuentra en tierra de nadie, y no es fácil adscribirla a ningún estilo concreto. De hecho, la propia canción se desarrolla de un tirón, una canción-río, sin estribillo ni repeticiones. Creo que en este caso todo lo anterior es una virtud y va muy bien con el sentido de la historia y su carácter casi atemporal, impresionista.

El tema principal: un personaje incierto (músico ambulante, vagabundo), actúa o visita un pueblo que está en fiestas, y sufre un desengaño amoroso, o más precisamente es rechazado en un lance amatorio, abandonando el lugar. Existe una perspectiva desde fuera de la acción, con cierta distancia, sin énfasis; también hay una tensión constante entre los elementos de la canción que sugieren lo convencional, lo estable, como el pueblo gregario, la fiesta, sus costumbres a veces atávicas y los paisanos arquetípicos que en cierta forma excluyen al protagonista. Éste espera aprovechar el atractivo que le aporta el ser ajeno a esas convenciones, extraño y exótico (al pasar por la ventana enrejada / suavecito empezó a silbar), pero el resultado no es el esperado (nadie conocía la tonada); el extraño en la sociedad cerrada a la que se enfrenta (y que de alguna forma le necesita para celebrar sus ritos) es rechazado y ha de permanecer fuera, sin estabilidad (y se fue por el camino a contemplar / los desvelos de las ultimas sombras).

El final me parece de lo más interesante. En lugar de hundirse ante su situación, caer en la melancolía o reaccionar con agresividad, el vagabundo asume su condición, que es la de un errar continuo, vivir en el cambio y no en la estabilidad o en la convención: caminando iba pensando que ganar / siempre es tentar a la otra cara de la suerte. El final es casi zen, por lo que dice y por ese pie quebrado del último verso: y sintió la alegría del olvido / y al andar descubrió la maravilla / del sonido de sus propios pasos / en la gravilla.

Parece querer decirse: sólo el que acepta el cambio como constante en su camino, llega a entender la maravilla del propio caminar. Apliquémonos el cuento. O no.
03.04.09