lunes, 30 de marzo de 2009

christmas card from a hooker in minneapolis

Tom Waits (1978)


Hey Charlie I'm pregnant and living on the 9th street
Right above a dirty bookstore off Euclid Avenue
And I stopped takin' dope and I quit drinkin' whiskey
And my old man plays the trombone works out at the track

He says that he loves me, though it's not his baby
He says that he'll raise him up like he would his own son
He gave me a ring that was worn by his mother
He takes me out dancin' every Saturday night

Hey Charlie I think about you every time I pass a fillin' station
Account of all the grease you used to wear in your hair
Still have that record, Little Anthony and The Imperials
Someone stole my record player now how do you like that?

Hey Charlie I almost went crazy after Mario got busted
I went back to Omaha to live with my folks
Everyone I used to know was either dead or in prison
So came back to Minneapolis this time I think I'm gonna stay

Hey Charlie I think I'm happy for the first time since my accident
I wish I had all the money that we used to spend on dope
Buy me a used car lot wouldn't sell any of 'em
I'd just drive a different car every day, dependin' on how I feel

Hey Charlie for God sake if you want to know the truth of it?
I don't have a husband he don't play the trombone
I need to borrow money to pay this lawyer
And Charlie, hey, I'll be eligible for parole come Valentines day


Tarjeta de navidad de una puta en Minneapolis

¿Qué hay, Charlie? Estoy preñada. Vivo en la calle novena,
Justo encima de una librería sucia pasada la avenida Euclid
Y he dejado de meterme, y he dejado de beber whisky,
Y mi hombre toca el trombón y trabaja en el circuito.

Dice que me quiere, aunque el niño no sea suyo;
Dice que lo va a criar como lo haría con su propio hijo.
Me dio un anillo que era de su madre,
Me saca a bailar todos los sábados por la noche.

Oye, Charlie, pienso en ti cada vez que paso junto a una gasolinera,
Por culpa de la brillantina que llevabas en el pelo;
Tengo aún ese disco de Little Anthony and The Imperials,
Pero alguien me ha robado el tocadiscos; ¿qué te parece?

Oye, Charlie, casi me vuelvo loca cuando se cargaron a Mario.
Me volví a Omaha a vivir con mi gente.
Pero todos a los que conocía están muertos o en la cárcel,
Así que me he vuelto a Minneapolis, y esta vez creo que para quedarme.

Oye, Charlie, creo que soy feliz por primera vez desde mi accidente,
Me gustaría tener todo el dinero que nos gastamos en costo,
Me compraría montones de coches usados, pero no vendería ninguno,
Sólo conduciría un coche distinto cada día, dependiendo de cómo me sintiera.

Oye, Charlie, por Dios, ¿quieres saber la verdad?
Ni tengo un marido ni toca el trombón,
Necesito que me prestes dinero para pagar a mi abogado
Y, oye, Charlie, puede que me den la condicional para San Valentín.


Brutal y navideña interpretación.
http://www.youtube.com/watch?v=12qBoy2rhVw


A estas alturas a Tom Waits lo conoce ya casi todo el mundo, pero por si hay algún despistado, ahí va esta cancioncita que la criatura compuso e incluyó en uno de sus primeros discos. Hay mucho de Waits en ella, aunque con una protagonista sorprendentemente femenina.

El de Waits es el mundo de hace cuarenta o cincuenta años, que patearon Kerouac o Bukowski, siempre en el límite de lo socialmente admisible, pero por el lado de fuera. Waits has sido y ha cultivado voluntariamente una imagen de outsider en lo musical y en lo personal, pero con una coherencia perfecta en las formas y los temas de su música, siempre interesantes.

De esta canción, tan triste como la canción más triste de Waits (y por ese galardón hay tortas), lo que me parece más destacable, creo, es que literariamente se construye un personaje de forma muy notable; quizá el retrato deriva en exceso en lo arquetípico, y tiene demasiada carga dramática, pero ése es Tom Waits. Cualquiera que oiga esta canción es capaz de imaginarse a su protagonista de una vez: un personaje marginal y marginado, al borde de la desesperación y al que las pasiones y las bajezas se han llevado por delante. El que la canción esté escrita en primera persona y de forma epistolar pienso que ayuda mucho a la expresividad y la intensidad de la misma. Claro que la voz de Waits no es la de una mujer, ni siquiera la voz de la mujer de la canción, pero eso da igual. La pieza, además, tiene un desenlace dramático, cortando de raíz las esperanzas de redención que aparecían por el camino, y que han servido para contarnos la vida de esta mujer. También son interesantes los distintos usos del tiempo a lo largo de la canción (las referencias al pasado, la referencia a la navidad en el título, el embarazo como proyección del futuro y la esperanza, que se revela interesada y corrupta, en el próximo San Valentín).

Prescindiendo de la depresión y la decadencia (¡qué le vamos a hacer!, soy del género melancólico) creo que las canciones que cuentan una historia siempre tienen ventaja sobre las otras. Aunque la historia sea truculenta, como es el caso. Y hablando de truculencias: de la voz de Tom Waits, ya habrá tiempo de discutir.

30.3.09

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