miércoles, 4 de noviembre de 2009

Enjoy the silence


Enjoy the silence

Depeche Mode

Words like violence

Break the silence,
Come crashing in
Into my little world;
Painful to me
Pierce right through me.
Can't you understand,
Oh my little girl?

All I ever wanted
All I ever needed
Is here in my arms.
Words are very unnecessary
They can only do harm.

Vows are spoken
To be broken,
Feelings are intense,
Words are trivial
Pleasures remain,
So does the pain.
Words are meaningless
And forgettable.

All I ever wanted
All I ever needed
Is here in my arms
Words are very unnecessary
They can only do harm.

Enjoy the silence.

Palabras violentas rompen el silencio,
Vienen rompiendo a mi pequeño mundo,
Me resulta doloroso y me atraviesan,
¿No lo entiendes, pequeña?
Todo lo que quise, lo que he necesitado
Está aquí en mis brazos.
Las palabras son tan innecesarias,
Sólo pueden hacer daño.
Se da la palabra sólo para romperla,
Los sentimientos son tan intensos, las palabras tan triviales,
Los placeres permanecen, igual que el dolor,
Las palabras no tienen sentido y pueden olvidarse.
Todo lo que quise,lo que he necesitado
Está aquí en mis brazos.
Las palabras son tan innecesarias,
Sólo pueden hacer daño.
Disfruta del silencio.


http://www.youtube.com/watch?v=dAN9sKlOZxE
http://open.spotify.com/track/0iKSKQnhvY2oxPfEudfW9U

Hace sol a mediodía y todo parece estar bien, pero un vendaval de repente irrumpe en la calle ordenada y lo llena todo de polvo, hojas secas, bolsas que vuelan, ramas, coches que pasan a toda velocidad, aviones en vuelo rasante, carteristas desvergonzados que actúan a plena luz del día, gaviotas, volcanes, perros sin dueño. Las nubes pasan empujadas por el viento (hay ojos de susto en las nubes naranjas y rosas) y el cielo se queda limpio como si esto fuese una tarde de verano, pero el tono, ligeramente menos intenso, del azul, demuestra que es todo un engaño porque no estamos en Agosto, estamos ya en Noviembre.

¿Por qué me gusta tan poco Noviembre? me preguntan mis amigas, la gente por la calle, los clientes, las portadas de los periódicos, los presentadores de los telediarios y el gato negro del tejado. No hay ninguna razón particular, es simplemente que Noviembre lo llena todo de caos y locura. Aquello de lo que estábamos seguros o que formaba parte aparentemente invariable de nuestra rutina empieza a ser engañoso. Siempre hace demasiado frío o demasiado calor. El panadero, al que conocemos desde hace años, de repente parece que tiene una mirada ladeada, turbia, y ya no sé si acaso ha envenenado el pan, por otra parte tan dorado y apetecible como siempre. La florista de la esquina se ha puesto enferma y un hombre un poco contrahecho, cargado de hombros, con cierta dificultad para hablar la sustituye, y parece fuera de lugar entre las macetas de geranios y azaleas; se me ocurre que algo le ha hecho a la florista. En el ascensor me encuentro con vecinos a los que nunca he visto antes, vecinos que no responden a los buenos días o que ronronean una melodía extraña sin mirarme a los ojos, una musiquilla que he escuchado en algún sitio y me pone los pelos de punta. Llego a casa y de repente aparecen unas tijeras encima de la mesa (yo no las he puesto ahí) y encima, abiertas.

Noviembre es la cifra de la locura interna; en este mes mi parte más lunática aparece, pero en lugar de poseerme y hacer de mi una chica malhumorada o taciturna, se mete en los objetos que me rodean, en las personas que están junto a mí, y me demuestra que en el mundo no hay nada razonable, nada con la suficiente lógica como para aguantar un análisis serio de más de dos minutos. Las palabras pierden su sentido, porque cuando llega el caos las palabras desparecen.

De noche miro a la luna buscando consuelo como hago siempre cuando está llena, pero este mes la luna tiene un velo gris que le tapa la cara. Noviembre es la época mala del año, la de la desesperación. ¡Que pase pronto!
Pandora

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